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¿ESTAMOS PREPARADOS PARA QUE LOS ESTUDIANTES DE LOS COLEGIOS COLOMBIANOS
APRENDAN POR COMPETENCIAS?
(Articulo de Reflexión)
Mg. William Humberto Calderon Wilches
Este documento busca iniciar la reflexión de
docentes, directivos docentes y dirigentes
educativos para que se analice de manera
detallada la posibilidad de mejorar la calidad de
la educación sica y media en Colombia, vista
esta como el movimiento que debe tener el
sistema educativo centrado en el estudiante
como ser social que recibe el servicio y visto este
como un habitante del siglo XXI.
La mayoría de docentes que imparten
clases a jóvenes y niños en Colombia en la
actualidad fueron educados en la era industrial,
modelo que en particular surgió en la antigua
Alemania, exactamente en Prusia, y que por su
practicidad se expandió de forma vertiginosa por
el mundo, lo más importante de la Revolución
Industrial siempre fue la producción en masa con
la menor inversión posible, Esta misma
estrategia se copió en las escuelas de todo el
mundo, se necesitaban la mayor cantidad de
ciudadanos obedientes y dispuestos a producir
al máximo con poca inversión (Paula, 2014), con
este modelo los niños y jóvenes que hoy en día
son docentes fueron educados como personas
obedientes, que reconocían en sus profesores a
“sabios” que tenían el conocimiento y los
estudiantes lo recibían, tal y como lo explicara
Jhon Locke en su teoría de que los seres
humanos son como una tabula rasa, tabla rasa
o papel en blanco, donde los estudiantes
recibían de los maestros los saberes (Morrison,
2005).
La primera aparición del término
“sociedad de la información” data de 1973
cuando el sociólogo Daniel Bell lo acuñó en su
libro “El advenimiento de la sociedad post-
industrial” y tomó bastante fuerza en los años 90
con la aparición de la internet y el uso de las
tecnologías de la información y las
comunicaciones. A finales del siglo XX aparece
un término en los medios académicos, “sociedad
del conocimiento”, segun Waheed Khan
(subdirector general de la UNESCO para la
Comunicación y la Información), escrib en
2003 que la sociedad de la información es la
generadora de la sociedad del conocimiento y
que mientras la primera es vista como una
revolución económica global, la segunda
asegura cambios en ámbitos de tipo social,
cultural, educativo, político y otra innumerable
cantidad (Torres, 2005). Pero la frase que en
definitiva presenta lo que ocurre actualmente es
“sociedad del aprendizaje permanente” donde
los seres humanos a partir de la información
asequible gracias a las nuevas tecnologías de la
información y las comunicaciones pueden
estimular la creatividad y la invención,
posibilitando el desarrollo de la capacidad de
continuo cambio y adaptación al mismo (Tobón,
Rial Sánchez, Carretero, & García, 2006).
La ley general de educación
colombiana actual fue promulgada en 1994,
momento histórico en el cual la era industrial
estaba en decadencia y aparecía un nuevo
orden económico mundial, denominado la era
del conocimiento, pero aún no se tenía claridad
de los cambios que traería este mundo de
máquinas electrónicas y bits, donde los seres
humanos del planeta se empezaban a
interconectar de manera más sencilla. En la ley
general de educación aparecieron artículos
como el 23, donde se establecen las nueve áreas
obligatorias y fundamentales, que como su
nombre indica son de obligatoriedad en los
establecimientos educativos y en las cuales se
debe invertir como mínimo el 80% del tiempo de
escolarización de los niños y jóvenes
colombianos que asisten a escuelas públicas o
privadas de educación primaria o secundaria.
Teniendo como base este articulo y el
conocimiento de los docentes la gran mayoría de
escuelas acogieron el proceso de enseñanza a
partir del paradigma positivista, donde la realidad
se presenta como simple, convergente y
fragmentable (Quesada Alpízar, 2007).
Pero teniendo en cuenta el mismo
artículo 23 y el 77 de la ley general de educación
también se otorga a las instituciones educativas
autonomía escolar, descrita de la siguiente
manera:
Autonomía escolar. Dentro de los
límites fijados por la presente ley y el
proyecto educativo institucional, las
instituciones de educación formal gozan
de autonomía para organizar las áreas
fundamentales de conocimientos
definidas para cada nivel, introducir
asignaturas optativas dentro de las
áreas establecidas en la ley, adaptar
algunas áreas a las necesidades y
características regionales, adoptar
métodos de enseñanza y organizar
actividades formativas, culturales y
deportivas, dentro de los lineamientos
que establezca el Ministerio de
Educación Nacional.
Basado en lo anterior, la ley general de
educación permite la posibilidad de organizar los
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procesos de enseñanza y aprendizaje desde una
visión más holística, donde la realidad sea vista
como un todo y no como la unión de las partes,
es allí donde se propone analizar la teoría del
pensamiento complejo de Edgar Morin cuyo
principal enfoque es que cualquier elemento del
mundo no es un objeto aislado, pues es parte de
un sistema mayor que lo contiene y al existir
otros objetos en dicho sistema se da la
interacción constante entre los mismos y la
dinámica del sistema en (Pereira Chaves,
2010). Teniendo en cuenta este postulado se
evidencia la clara contraposición con el
paradigma positivista hasta ahora adoptado por
la mayoría de escuelas colombianas , pues
mientras la mayoría de escuelas fragmentan los
saberes con consecuencias dinas en
palabras de Morin, con el debilitamiento de la
percepción de globalidad y por tanto se vuelve
imperceptible la responsabilidad en valores
como la solidaridad de los seres humanos con el
medio que lo rodea (Morin, 1998).
Cuando los estudiantes están
sometidos al paradigma fragmentario y se
consideren a si mismos como sujetos aislados,
no les será fácil reflexionar sobre sus vínculos
con las demás personas de su comunidad, dicho
de otra manera, no les será sencillo pensar
atenta y detenidamente sobre su verdadera
relevancia como parte de un sistema más
general, como lo es la sociedad, el planeta e,
incluso, el universo. Éste es un problema que
estaba oculto a la realidad académica, pero que
permea cada uno de los actos sociales y por
tanto posee consecuencias que pueden ser
sumamente perjudiciales (Pereira Chaves,
2010).
Una palabra ha trascendido de lo
empresarial a lo educativo y son las
denominadas competencias y aunque es un
término como ya se dijo con nacimiento en la
empresa, actualmente se utiliza mucho en el
campo educativo, en el cual, a través del tiempo
se ha ido construyendo su concepto, pero hasta
este momento no es único ni totalmente
aceptado. Se part de definiciones tan sencillas
como la de pardo en 1999 quien afirmaba que un
estudiante es competente cuando sabe hacer en
contexto, es decir el aprendiente desarrolla un
conjunto de actividades en un contexto en
particular, real o figurado, y que cumple con las
exigencias específicas para solucionar
problemáticas del mismo; hasta una concepción
mucho más elaborada como es la de Tobón
(2005) quien asegura que las competencias son
procesos complejos de desempeños con
idoneidad en determinados contextos y teniendo
como base la responsabilidad (Tobón, Rial
Sánchez, Carretero, & García, 2006).
Si la necesidad de la sociedad del
aprendizaje en los inicios del siglo XXI, es que
los seres humanos desarrollen competencias en
cuanto a saber ser, saber conocer y saber hacer,
entonces ¿Por q razón se pretende que los
estudiantes colombianos del siglo XXI las
desarrollen a partir de un currículo fragmentado
por áreas del conocimiento y fundamentado en
la era industrial?, ¿En manos de quien esta dar
el primer paso? y dejar de lado acciones como
continuar dictando” clases para convertir a los
docentes en verdaderos coach para los niños y
jóvenes, donde a partir de la ética y de un
currículo articulado con la realidad fuera de los
muros de la escuela los estudiantes reflexionen
sobre su quehacer diario y el cómo sus
decisiones afectan, no solo a él sino a su
entorno.
Con todo lo anterior una posibilidad
para que los estudiantes desarrollen
competencias es el denominado Aprendizaje
basado en proyectos, donde los estudiantes
desde la inerdisciplinariedad a largo plazo y
trabajando en equipo analizan, planean,
desarrollan y evalúan proyectos para impactar
en el mundo real y que va más allá del aula de
clase; de esta manera se busca entre otros
aspectos: integrar diversas áreas del
conocimiento, desarrollar relaciones de trabajo
en equipo interactuando con diversas personas,
incentivar la capacidad de investigación y desde
la didáctica proveer una metodología donde los
estudiantes adquieran aprendizajes
significativos de una manera eficaz y
contextualizada ( Galeana de la O., 2014).
Tal y como se expresó al inicio, con
este texto se busca que las personas que hacen
parte del sistema educativo inicien una reflexión
frente a los procesos que ocurren en las aulas de
clase, la cual es vista como el escenario donde
se atiende a los niños y jóvenes colombianos
escolarizados, se busca abrir una ventana para
las escuelas y en particular para los docentes,
vistos como los lideres naturales del proceso
educativo, donde los currículos no fragmenten
los aprendizajes, por el contrario, la escuela
pueda impactar en lo que ocurre fuera de ella a
través de un currículo pertinente y
contextualizado temporal y geográficamente.
Referncias
Galeana de la O., L. (2014). APRENDIZAJE
BASADO EN PROYECTOS. Obtenido
de
http://ceupromed.ucol.mx/revista/PdfAr
t/1/27.pdf
Morin, E. (1998). Introducción al pensamiento
complejo.
Morrison, G. (2005). Educación infantil. 60.
Paula, L. (2014). La educación como parte de
un sistema. Obtenido de
http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/p
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p?id_libro=517&id_articulo=10653
Pereira Chaves, J. (2010). Consideraciones
básicas del pensamiento complejo de
Edgar Morin, en la educación.
Obtenido de
http://www.redalyc.org/pdf/1941/19411
4419007.pdf
Quesada Alpízar, J. (2007). Didáctica De Las
Ciencias Experimentales. 34.
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Tobón, S., Rial Sánchez, A., Carretero, M., &
García, J. (2006). Competencias,
calidad y educacion superior. Alma
Mater Magisterio.
Torres, R. (21 de Abril de 2005). Sociedad de la
información / Sociedad del.